Campaña Nacional de Control y Prevención de la Lepra

Primera semana de octubre

Campaña Nacional de Control y Prevención de la Lepra

El objetivo de esta campaña es sensibilizar a la población y a los equipos de salud, para erradicar los mitos existentes alrededor de la lepra y que dificultan su detección y tratamiento en las personas afectadas.

Esta enfermedad bacteriana que afecta principalmente la piel y los nervios periféricos, es curable. Se manifiesta comúnmente como una mancha sin sensibilidad al frío, al calor y al dolor.

La transmisión es por contacto directo y prolongado entre un enfermo no tratado y una persona susceptible, es decir con predisposición especial para enfermar. En ese sentido, el contagio es relativamente bajo, ya que el 80% de las personas poseen defensas naturales contra la lepra.

El tratamiento es ambulatorio, no precisa ningún tipo de internación, e incluye el uso de antibióticos, antiinflamatorios y el control de las secuelas. La medicación es entregada gratuitamente por el Programa Nacional de Control de Lepra del Ministerio de Salud de la Nación.

La magnitud de la endemia y la morbilidad global por lepra es baja, comparada con la de otras enfermedades transmisibles. Su importancia como problema de salud pública está dada por las discapacidades físicas y sociales, permanentes y progresivas, que se producen de no mediar un diagnóstico precoz y un tratamiento completo.

Asimismo, existe un gran número de mitos alrededor de la lepra que es conveniente revisar y no reproducir dado que estigmatizan a los enfermos y dificultan el tratamiento de esta enfermedad

La lepra es una enfermedad erradicada.
Según la OMS existen más de 213.000 personas afectadas, principalmente en Asia y África, y en nuestro país se detectan aproximadamente entre 300 y 400 casos por año. Para evitar nuevos casos es importante diagnosticarla de forma temprana.

La lepra se transmite de padres a hijos.
Está científicamente demostrado que la lepra no es hereditaria. De una madre y/o padre enfermo nace un hijo sano. La mejor protección que se le debe dar al recién nacido es que el progenitor afectado realice y complete el tratamiento. Una mujer embarazada no tiene que abandonar el tratamiento.

La persona que padece lepra debe ser aislada ya que la enfermedad es muy contagiosa.
Antes se recluía a los enfermos en leprosarios. Desde hace tiempo medicamentos muy eficaces permiten que el tratamiento sea ambulatorio. Además hoy se conoce que la lepra es de difícil contagio.

Una persona enferma de lepra no puede trabajar.
El enfermo de lepra puede realizar una vida completamente normal. Una vez iniciado el tratamiento puede trabajar sin ningún tipo de consideración especial.